Las ventanas destruidas
recobran la memoria del paisaje.
Aparecen en los umbrales las marcas sucesivas
que señalaban el crecimiento de los niños.
Mientras dormimos junto al río
se reúnen nuestros antepasados
y las nubes son sus sombras...
De ti guardo el amor a las casas de madera
al olor de la harina tostada
y del pan amasado
y del fuego que crepita dulcemente en la chimenea…
Jorge Teillier
En los grabados antiguos de los asentamientos rurales de la zona, podemos apreciar diferentes formas de relacionar la arquitectura con su territorio. En este caso se optó por orientar la vivienda en el eje oriente-poniente, construyendo un límite al interior de “un claro en un bosque” aún por consolidar, contruyendo dos jardines que formarán el paisaje interior doméstico.
Se trata de una interpretación tipológica del clásico corredor y los aleros de las construcciones rurales, del peso de sus techos, de su carácter horizontal. Dos aleros extendidos, alcanzan a construir dos corredores exteriores que, junto con resguardar del sol y la lluvia, permitirán extender la vida al exterior. La vivienda se estructura en madera, posándose sobre un zócalo de hormigón. Una serie de vanos cruzan la vivienda, en una construcción fotográfica del paisaje, que al mismo tiempo permite recorridos y ventilaciones cruzadas.
La arquitectura construye un límite poroso que permite diluir la separación interior-exterior. Un marco donde la vida transcurra serenamente como “liturgia de las horas”, al compas de las variaciones de la luz natural, del paisaje, con el ciclo de las estaciones.
Como terminación exterior, se contempla un tabique ventilado de madera de pino tratada al carbonileo, colocadas en su sentido vertical, con cubrejuntas de madera, siguiendo la tradición local.
Se trata de una interpretación tipológica del clásico corredor y los aleros de las construcciones rurales, del peso de sus techos, de su carácter horizontal. Dos aleros extendidos, alcanzan a construir dos corredores exteriores que, junto con resguardar del sol y la lluvia, permitirán extender la vida al exterior. La vivienda se estructura en madera, posándose sobre un zócalo de hormigón. Una serie de vanos cruzan la vivienda, en una construcción fotográfica del paisaje, que al mismo tiempo permite recorridos y ventilaciones cruzadas.
La arquitectura construye un límite poroso que permite diluir la separación interior-exterior. Un marco donde la vida transcurra serenamente como “liturgia de las horas”, al compas de las variaciones de la luz natural, del paisaje, con el ciclo de las estaciones.
Como terminación exterior, se contempla un tabique ventilado de madera de pino tratada al carbonileo, colocadas en su sentido vertical, con cubrejuntas de madera, siguiendo la tradición local.
obra: casa Mayulermo
ubicación: Mayulermo, San Ignacio, Chile
proyecto: 2022
superficie: 100 m2; superficie terreno: 5.000 m2
arquitecto: Rubén Muñoz
colaborador: Miguel Ángel Aristeguy
maqueta e isométrica: Miguel Ángel Aristeguy
ingeniería estructural: Rubén Muñoz
sistema constructivo: carpintería y cerchas de madera
terminaciones: madera tinglada al carbonileo, hormigón,
madera machihembrada natural
ubicación: Mayulermo, San Ignacio, Chile
proyecto: 2022
superficie: 100 m2; superficie terreno: 5.000 m2
arquitecto: Rubén Muñoz
colaborador: Miguel Ángel Aristeguy
maqueta e isométrica: Miguel Ángel Aristeguy
ingeniería estructural: Rubén Muñoz
sistema constructivo: carpintería y cerchas de madera
terminaciones: madera tinglada al carbonileo, hormigón,
madera machihembrada natural